Última actualización en noviembre 8, 2023 por Ecologica Life
El agua es nuestro bien más preciado. Ya sea en necesita dos litros al día u ocho, y si opta por beberla de un botella o el grifoTodavía lo necesitas.
Un libro de 32 páginas informe publicado en marzo de 2023 pide un esfuerzo mundial para gestionar mejor nuestro uso del agua. No te preocupes, hemos leído el informe para que no tengas que hacerlo tú.
El informe fue publicado por la Comisión Mundial sobre la Economía del Agua (GCEW), y con un nombre así, uno pensaría que saben de lo que hablan.
En este artículo exploraremos quiénes son los GCEW, qué tienen que decir sobre la crisis mundial del agua, cómo nos afecta a todos y qué podemos hacer al respecto.
Índice
¿Quiénes son los GCEW?
La Comisión Mundial sobre la Economía del Agua es una nueva comisión creada en mayo de 2022 con el objetivo a dos años vista de cambiar la forma en que entendemos y gestionamos el agua.
Fueron reunidos por el gobierno holandés y cooperan con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), organización fundada hace 60 años que asesora a los gobiernos sobre cómo fomentar el crecimiento sostenible.
El GCEW tiene un sitio web que muestra quiénes son los miembros de la Comisión, en realidad, se trata de una serie de expertos en distintos campos procedentes de un amplio abanico de países.
La necesidad de crear esta Comisión comenzó en 2006, cuando se publicó el Informe Stern sobre la economía del cambio climático, y después, en 2021, cuando se publicó el Informe Dasgupta sobre la economía de la biodiversidad. Estos informes destacaban la necesidad de mejorar la gestión del agua.
Por ello, el GCEW publicó su informe 2023: Turning the Tide A Call to Collective Action, y publicará su informe exhaustivo final en 2024.
El informe es significativo porque es la primera vez que se examina a fondo el sistema hídrico mundial, explicando en términos claros tanto su importancia para las naciones como los peligros que corre su prosperidad si se descuida una gestión adecuada del agua.
El problema del agua
La gestión de nuestra agua es clave para proteger toda la vida en la Tierra, y su mala gestión está profundamente vinculada al problema climático, así como a la pérdida de biodiversidad en todo el planeta.
La crisis de escasez de agua no está relacionada con el aumento de la población humana en la Tierra, el problema es mucho más simple, necesitamos gestionar el agua y detener la pérdida de biodiversidad.
Para entender el problema, es importante comprender cómo estamos todos conectados en esto. Verás, la fuente de toda nuestra agua dulce es la lluvia.
La cantidad de lluvia que recibe un país depende no sólo de cómo gestiona y utiliza el agua, sino también del estado de los bosques y otros ecosistemas de los países vecinos.
Esto se conoce como el ciclo verde del agua, que se produce cuando las plantas toman agua del suelo y liberan vapor de agua por sus hojas.
Muchas regiones dependen del ciclo del agua verde para 40-50% sus precipitaciones. Este punto es muy importante, nuestros vecinos y su uso del suelo tienen un impacto directo de la cantidad de lluvia que recibamos.
Los países están interconectados no sólo a través de ríos transfronterizos o corrientes de aguas subterráneas, sino también a través de flujos atmosféricos de vapor de agua
Comisión Mundial sobre la Economía del Agua
El mensaje clave aquí es que esto es algo que nos afecta a todos, y a menos que tomemos medidas drásticas para gestionar nuestra agua, las consecuencias se dejarán sentir en todo el mundo.
¿Adónde va el agua?
Algunos de nuestros artículos cotidianos requieren enormes cantidades de agua para su producción. Una camiseta media requiere 2.500 litros de agua. Los aguacates, las almendras e incluso las botellas de agua necesitan mucha agua para producirse. En todo el mundo, el 70-80% del agua dulce se destina a la agricultura.
En un comercio conocido como de "agua virtual" o "agua invisible", las regiones que exportan cultivos que requieren mucha agua en realidad están exportando su agua. El uso más obvio del agua virtual es el de los productos agrícolas, pero una amplia gama de bienes industriales también requieren mucha agua.
A primera vista, puede parecer que los países y regiones con escasez de agua ganan dinero exportando su agua, pero su dependencia de suministros de agua finitos será perjudicial a largo plazo.
Consecuencias de la mala gestión del agua
El informe señala que, a menos que tomemos medidas drásticas en esta década, en 2030 podríamos estar 40% por debajo de nuestras necesidades de agua.
Preocupantemente, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad están cada vez más vinculadas a la crisis del agua.
El agua no sólo es víctima del cambio climático, sino también una de sus principales causas. El agua dulce es el motor de todo almacenamiento natural de carbono.
Los efectos del cambio climático provocan fenómenos hídricos extremos, que reducen directamente la capacidad de la naturaleza para absorber carbono. Las sequías provocan enormes pérdidas de biomasa, carbono y biodiversidad a través de los incendios.
La pérdida de humedales provoca un aumento de las inundaciones. Por ejemplo, más de una quinta parte de los manglares que antaño bordeaban las costas tropicales han sido destruidos y talados para dar paso a tierras de cultivo y acuicultura.
La pérdida de estos humedales, los mayores almacenes de carbono de la Tierra, y de la humedad del suelo, reduce la capacidad de los ecosistemas terrestres y forestales para almacenar carbono y protegerse de las inundaciones.
En los próximos años, estos ecosistemas naturales, que suelen almacenar carbono, corren el riesgo de convertirse en productores de emisiones de gases de efecto invernadero, con consecuencias catastróficas para el ritmo del calentamiento global.
Si fracasamos con el agua, fracasaremos con el cambio climático. Para garantizar que la transición a fuentes de energía de bajas emisiones reduzca la demanda de recursos hídricos finitos en lugar de incrementarla, debemos coordinar nuestras políticas para ambas.
¿Cuáles son las soluciones?
Afortunadamente, aunque el problema del agua nos afecta a todos, también ofrece soluciones que pueden beneficiarnos a todos. Si podemos abordar este problema globalmente, como hicimos con el Protocolo de Montreal, Si la economía de la Unión Europea es fuerte, existe la posibilidad de que todas nuestras economías se beneficien y crezcan de forma sostenible.
La buena noticia es que, en opinión del GCEW, ya disponemos de la ciencia, la mayor parte de la tecnología y los conocimientos políticos necesarios para hacer sostenible el uso del agua a escala mundial.
Algunas de las formas más sencillas de gestionar los recursos hídricos son también algunas de las más eficaces. El sellado de fugas en las tuberías es un ejemplo típico, ya que las infraestructuras anticuadas o mal mantenidas desperdician mucha agua. Cada año pueden perderse 300 litros por un grifo que gotea.
Otra solución clave es organizar eficazmente el uso del agua. Si logramos hacerlo a escala mundial, podremos garantizar que todo el mundo tenga acceso a agua suficiente para satisfacer sus necesidades, utilizándola al mismo tiempo de forma sostenible.
En su informe, el GCEW hace un llamamiento a la acción en siete puntos que, en su opinión, son los pasos que debemos dar en esta década si queremos resolver el problema del agua.
En primer lugar, debemos gestionar el ciclo global del agua como un bien común mundial que debe protegerse colectivamente y en interés de todos.
En segundo lugar, debemos adoptar un enfoque del agua basado en los resultados y orientado a la misión, que abarque todas las funciones clave que desempeña en el bienestar humano. En otras palabras, debemos hacer realidad el derecho al agua potable.
En tercer lugar, debemos dejar de infravalorar el agua. Una tarificación adecuada, combinada con ayudas específicas a los pobres, permitirá un uso más eficiente del agua en todos los sectores, más equitativo entre toda la población y más sostenible tanto a nivel local como mundial.
Lo que realmente se pretende con este punto es que valoremos el agua como deberíamos. Quizá la razón por la que muchos sectores, como la agricultura, derrochan agua es porque se trata de un recurso precioso infravalorado.
Muchas industrias y personas (no todas) actúan como si el agua fuera un recurso infinito que nunca se agotará. Esto no es cierto. Tanto si vives en un humedal como en el desierto, el agua es finita para todos y para toda forma de vida.
Si se regula adecuadamente, el aumento del precio del agua puede generar ingresos que pueden invertirse en sistemas hídricos, innovación en la conservación del agua y subvenciones para las comunidades vulnerables que no pueden pagar el agua. Esta regulación debe garantizar que siempre se tenga en cuenta el punto dos y que todo el mundo disponga de agua suficiente para satisfacer sus necesidades, cueste lo que cueste.
Los puntos cuatro, cinco y seis se refieren a cómo vamos a financiar este movimiento por el agua sostenible. El cuarto punto es que tenemos que reducir las subvenciones ($700.000 millones) que fomentan el uso excesivo del agua y otras prácticas perjudiciales para el medio ambiente.
Además, las empresas, organizaciones y gobiernos deben ser más transparentes a la hora de revelar su huella hídrica, lo que nos ayudará a incentivar un uso más eficiente del agua.
El punto cinco consiste en establecer asociaciones Just Water para invertir en países de renta baja. Proporcionar agua y saneamiento a todas las personas necesitadas costaría algo más de 21.000 millones de libras al año de aquí a 2030, es decir, 0,1% del PIB mundial. El Banco Mundial calcula que los beneficios económicos de esta inversión serían de $60.000 millones al año.
El punto seis se refiere al refuerzo de los sistemas de almacenamiento de agua dulce y de los sistemas de riego. Esto es importante porque pone de relieve la necesidad de mejorar el uso del agua en la agricultura, que consume alrededor de 80% del agua mundial.
Los avances en la tecnología de sensores están abriendo nuevas oportunidades. Los sensores de campo pueden controlar los niveles de humedad del suelo durante tan sólo $2 al año, lo que permite a los agricultores saber si es necesario regar y calibrar el riego con más precisión que antes. Como sistemas de inteligencia artificial más avanzados nos ayudarán a controlar nuestra huella hídrica.
Si somos capaces de incentivar y ampliar los sistemas de riego inteligente, ganaremos tanto los agricultores como los innovadores y el medio ambiente. Esta es una gran oportunidad para los innovadores y los inversores que trabajan o quieren trabajar con la conservación del agua y la tecnología de riego.
El punto seis también destaca la necesidad de reciclar el agua en el sector minero. La extracción de litio, que se utiliza en las baterías de los coches eléctricos, consume mucha energía. Reciclando esta agua y utilizando tecnologías innovadoras como la extracción directa de litio, podemos reducir considerablemente el consumo de agua.
Por último, el punto siete trata de la cooperación internacional. La actual gobernanza mundial fragmentada no puede lograr una gestión adecuada del agua. El GCEW sugiere que, incluyendo la conservación del agua en los acuerdos comerciales, podemos ayudar a promover los esfuerzos internacionales para gestionar el agua adecuadamente.
¿Cómo puedo ayudar?
Ni que decir tiene que puedes ayudar en casa no derrochando agua. Dúchate sólo el tiempo necesario, no dejes el grifo abierto, etc. Hemos publicado algunos consejos para ahorrar agua en casa que pueden interesarle.
Pero para ayudar a escala mundial, puedes contribuir de varias maneras. La primera es ejercer tu derecho al voto y presionar a los políticos locales y nacionales para que gestionen el agua de forma más eficiente. Organizaciones como Greenpeace ya lo está haciendo.
En segundo lugar, elige sabiamente dónde inviertes tu dinero. Si eres inversor, ¿cuál es la huella hídrica de la empresa en la que estás pensando invertir? Puedes plantearte contribuir a un fondo como el Kenyan Pooled Water Fund (KPWF), que agrupa proyectos relacionados con el agua.
Puedes tener en cuenta la huella hídrica de los productos que compras. El algodón puede tener una huella hídrica enorme, por lo que comprar ropa de algodón orgánico, lino o productos reciclados puede ayudar a reducir tu huella hídrica.
No todas las empresas hacen pública su huella hídrica, y las que lo hacen pueden no tener en cuenta toda la cadena: normalmente, el principio de la cadena de suministro es el que tiene la mayor huella hídrica.
Esperemos que esto cambie. Nuestra esperanza y la del GCEW es que los gobiernos se tomen en serio este informe y su informe final de 2024. Si lo hacen, podemos esperar una mejor gestión del agua a nivel mundial y opciones más transparentes para usted como inversor y/o consumidor.
Tenemos que concienciar sobre este problema e instar a políticos, organizaciones y empresas a que tomen medidas urgentes para salvar este recurso tan preciado. Los beneficios de hacerlo superarán con creces los costes.