Última actualización el 26 de abril de 2024 por Ecologica Life
La humanidad ha hecho la guerra desde sus orígenes. Desde las antiguas tribus hasta los vikingos, pasando por la actual guerra en Ucrania. Desgraciadamente, lo que a menudo no se tiene en cuenta cuando dos grupos humanos deciden matarse unos a otros es el impacto que ello tendrá en el medio ambiente circundante. A medida que ha mejorado la tecnología y ha aumentado nuestra capacidad de matarnos unos a otros, también lo ha hecho el impacto que nuestras guerras tienen en el medio ambiente.
Se calcula que los naufragios mundiales de las Guerras Mundiales I y II tienen entre 2,5 millones y 20,4 millones de toneladas de productos petrolíferos. El riesgo que suponen los productos petrolíferos para la fauna marina ha sido ampliamente estudiado, demostrando que pueden afectan a la alimentación, el crecimiento, la reproducción y causan daños irreversibles en los tejidos de muchos organismos marinos.
Además, después de ambas guerras mundiales, hasta 1,6 millones de toneladas de municiones de todo tipo (tanto acopladas a los buques como separadas de ellos). fue hundido o vertido en los mares del norte de Europa. Gran parte de esta munición contenía probablemente sustancias explosivas como el trinitrotolueno (TNT) y sus derivados, así como agentes químicos de guerra. Según los escasos estudios realizados sobre el tema, estas sustancias químicas pueden tener efectos tóxicos sobre la fauna acuática que se ve expuesta a ellas1,2.
El naufragio del V-1302
Una nueva investigación ha demostrado que un naufragio de hace 80 años sigue contaminando el medio ambiente. Un pecio alemán de la Segunda Guerra Mundial que lleva 80 años en el fondo del océano ha estado arrojando contaminantes y liberando peligrosos metales pesados desde que se hundió.
El pecio es el buque V-1302 John Mahn, que naufragó en la parte belga del Mar del Norte. Originalmente era un pesquero alemán, pero más tarde fue reasignado al servicio como patrullero durante la Segunda Guerra Mundial. En 1942 fue atacado y hundido por la Real Fuerza Aérea Británica (RAF), a pesar de que logró derribar uno de los aviones de la RAF. El V-1302 se hundió rápidamente, escorándose después de sólo medio minuto, llevándose consigo a 11 marineros y todas las reservas de municiones y carbón que le quedaban.
La investigación del naufragio del V-1302
Los científicos recogieron muestras del suelo del barco y del fondo marino cercano para determinar cómo podían estar afectando estos contaminantes al medio ambiente. Se descubrió que varios contaminantes tóxicos, como metales pesados (níquel y cobre), hidrocarburos aromáticos policíclicos (sustancias químicas presentes en el carbón, el petróleo crudo y la gasolina), arsénico y compuestos explosivos, se habían filtrado desde los restos del naufragio al medio ambiente.
Es difícil entender cómo los contaminantes de este barco o de los miles de barcos perdidos en las dos guerras mundiales han cambiado la ecología local. Sin duda, estos productos tóxicos han causado daños invisibles en gran parte de la fauna marina.
Un testimonio de la resistencia de la vida
A pesar de ello, la vida es muy versátil y algunos microorganismos pueden prosperar donde otros no pueden. Los resultados del análisis microbiano demostraron que el pecio agujereado no sólo estaba filtrando contaminantes en sus inmediaciones, sino que también estaba modificando el microbioma del lecho marino.
La investigación demostró que algunos microbios prosperaban (como rhodobacteraceae y Cromatiáceas) entre las zonas más contaminadas. Ello se debe a que estos microbios disfrutan con los hidrocarburos aromáticos policíclicos que se hallaron filtrándose en el lecho marino.
Otro grupo de microbios, las bacterias reductoras de sulfato (Desulfobulbia) prosperaban en el casco del naufragio. Se ha demostrado que estas bacterias están implicadas en la corrosión del acero, por lo que se encontraban allí como en casa. Donde una especie muere, otra puede adaptarse y prosperar.
Referencias
- Koske D., Goldenstein N. I., Rosenberger T., Machulik U., Hanel R., Kammann U. (2020). Dumped munitions: New insights into the metabolization of 2,4,6-trinitrotoluene in Baltic flatfish. Mar. Environ. Res. 160, 104992. doi: 10.1016/j.marenvres.2020.104992
- Czub M., Nawa?a J., Popiel S., Dziedzic D., Brzezi?ski T., Maszczyk P., et al. (2020). Acute aquatic toxicity of sulfur mustard and its degradation products to daphnia magna. Mar. Environ. Res. 161, 105077. doi: 10.1016/j.marenvres.2020.105077