Los neumáticos producen ahora más emisiones que el tubo de escape

Última actualización en mayo 14, 2024 por Ecologica Life

Cuando hablamos de emisiones de vehículos, tendemos a pensar en el tubo de escape. Pero piénselo otra vez.

Los motores de combustión interna de hoy en día son tan avanzados que los niveles de contaminantes que emiten son cada vez más bajos, tanto que a menudo son difíciles de medir. Aunque estos vehículos siguen emitiendo cantidades significativas de dióxido de carbono, que contribuye al cambio climático, estas emisiones no afectan directamente a la calidad del aire urbano.

Se puede afirmar que la mayor fuente de emisiones contaminantes de los vehículos nuevos procede actualmente de fuentes ajenas al escape, como el desgaste de los frenos y los neumáticos. Este artículo se centra en el desgaste de los neumáticos, que se está convirtiendo en una importante preocupación medioambiental.

Fuentes de emisiones distintas de los gases de escape

A medida que los consumidores optan por vehículos más grandes y pesados, aumenta el desgaste de los neumáticos, lo que a su vez libera más microplásticos en el medio ambiente.

Las investigaciones demuestran que estas diminutas partículas no sólo se quedan en las carreteras. Entran en nuestro aire e incluso en nuestros océanos, contribuyendo a la contaminación por microplásticos. Este tipo de contaminación no está regulada.

¿Qué son los microplásticos? ¿Debería preocuparle?

En un informe de 2019, el Grupo de Expertos en Calidad del Aire (AQEG) del Gobierno británico dio la voz de alarma sobre una fuente de contaminación que se pasa por alto: las emisiones no procedentes de los tubos de escape (NEE) de los vehículos.1 El informe subraya la urgente necesidad de reconocer que estas emisiones contribuyen significativamente a la contaminación atmosférica, incluso en el caso de los vehículos con cero emisiones de escape.

Las emisiones no procedentes de los gases de escape incluyen las partículas físicas de desgaste de la calzada procedentes de varias fuentes: el desgaste físico de la calzada por los vehículos, la agitación de partículas que ya están en la calzada y el desgaste de los frenos y los neumáticos. Una mayor adopción del frenado regenerativo permite reducir las emisiones debidas al desgaste de los frenos.

Sin embargo, debido al elevado peso y la escasa aerodinámica de los vehículos utilitarios deportivos (SUV) y al elevado peso y par motor de los vehículos eléctricos de batería (BEV), se prevé un aumento de las emisiones de los neumáticos.

Esto pone de manifiesto la complejidad de los compromisos en nuestro camino hacia un transporte más limpio y subraya la necesidad de una normativa que aborde todas las fuentes de contaminación de los vehículos.

Los neumáticos son 2.000 veces peores que los tubos de escape

Pruebas recientes han demostrado que los neumáticos de los coches modernos pueden emitir casi 2.000 veces más partículas contaminantes que sus tubos de escape.

Las partículas de neumáticos contaminan el aire, el agua y el suelo y contienen una amplia gama de compuestos orgánicos tóxicos. Algunos de ellos son carcinógenos conocidos.

La contaminación atmosférica es responsable de millones de muertes prematuras cada año. La normativa ha conseguido que los coches nuevos de los países desarrollados emitan muchas menos partículas. En Europa, los coches nuevos suelen estar muy por debajo del límite legal. Aunque esto debe considerarse un triunfo para los fabricantes de coches y los organismos reguladores, es importante tener en cuenta todos los tipos de emisiones, sobre todo antes de etiquetar algunos coches como coches de "emisiones cero".

La imagen muestra un gráfico con los miligramos de partículas producidos por kilómetro de conducción, comparando los gases de escape, los neumáticos usados y los neumáticos nuevos.
Miligramos de partículas producidas por kilómetro recorrido. Fuente: Emissions Analytics

Emissions Analytics, una empresa independiente líder en pruebas de emisiones, descubrió que en el Reino Unido y Estados Unidos se liberan al medio ambiente cada año 300.000 toneladas de caucho de neumáticos procedentes únicamente de coches y furgonetas.

En la actualidad, no existen normativas específicas sobre el desgaste de los neumáticos y apenas se regulan las sustancias químicas que contienen. Emissions Analytics ha identificado las sustancias químicas presentes en 250 tipos distintos de neumáticos, la mayoría fabricados con caucho sintético, un producto derivado del petróleo crudo. De los cientos de sustancias químicas identificadas, muchas son cancerígenas.

Impacto en la salud humana y el medio ambiente

Investigaciones recientes han demostrado cada vez más que el desgaste de los neumáticos no sólo es un importante contaminante atmosférico, sino que también contribuye en gran medida a la contaminación por microplásticos en el medio ambiente. Estas diminutas partículas procedentes de los neumáticos pueden afectar a los ecosistemas terrestres y acuáticos.

Impacto en la vida marina

Los restos de neumáticos son arrastrados desde las carreteras a arroyos, ríos y, finalmente, a los océanos. Esto añade microplásticos al medio marino. Se ha demostrado que estos microplásticos afectan a una amplia gama de organismos acuáticos, incluidos los mamíferos acuáticos.

En concreto, una sustancia química específica utilizada habitualmente en la fabricación de neumáticos, la quinona 6PPD, se ha relacionado directamente con importantes tasas de mortalidad en poblaciones de salmón en Estados Unidos.2 Este producto químico, destinado a prolongar la vida útil de los neumáticos evitando su degradación por exposición al ozono, es tóxico para la vida acuática.

Debemos tener cuidado con los productos químicos que elegimos en la fabricación por los efectos ecológicos no deseados.

Riesgos para la salud humana

El impacto de la contaminación de los neumáticos en la salud humana también es significativo. A medida que se degradan, los neumáticos liberan partículas finas que contribuyen a la contaminación por partículas (PM) en el aire.

Estas partículas, sobre todo las de tamaño inferior a 10 micras (PM10) y aún más las de tamaño inferior a 2,5 micras (PM2,5), pueden penetrar profundamente en los pulmones e incluso llegar al torrente sanguíneo.

También preocupa cada vez más la posibilidad de que estas partículas transporten sustancias químicas tóxicas al organismo. Esto podría tener efectos toxicológicos adicionales.

Soluciones

Crédito: Cottonbro Studio/Pexels

Investigación

Dada la magnitud y gravedad potencial de estos impactos, urge investigar más sobre los efectos de los restos de neumáticos en el medio ambiente y la salud.

Además, los investigadores podrían estudiar estrategias para gestionar y reducir la contaminación de los neumáticos. Entre ellas podrían figurar mejoras en la composición de los neumáticos para reducir las emisiones peligrosas y mejoras en el diseño de las carreteras.

Normativa sobre neumáticos

No es una causa perdida. No todos los neumáticos que circulan por las carreteras son tan contaminantes. El índice de desgaste de las distintas marcas de neumáticos varía considerablemente. El contenido químico tóxico de las distintas marcas de neumáticos varía aún más. Esto significa que se pueden hacer cambios de bajo coste para reducir el impacto ambiental de los peores neumáticos.

Nick Molden, de Emissions Analytics, dijo lo siguiente al respecto:

Se podría hacer mucho eliminando los neumáticos más tóxicos. No se trata de impedir que la gente conduzca o de tener que inventar neumáticos completamente nuevos. Si pudiéramos eliminar la mitad de los más tóxicos y equipararlos a los mejores de su clase, la diferencia sería enorme. Pero por el momento, no hay ninguna herramienta reguladora, no hay vigilancia.

Nick Molden, Análisis de emisiones

¿Y los coches eléctricos?

El aumento del peso de los automóviles ha suscitado un debate, sobre todo en torno a los vehículos eléctricos de batería (BEV), que suelen ser más pesados que los vehículos convencionales y tienen un mayor par motor en las ruedas, lo que puede provocar un aumento de las emisiones de partículas de los neumáticos.

Según Molden, el impacto en el desgaste de los neumáticos depende en gran medida de cómo se conduzca el vehículo. Señala que los BEV conducidos con suavidad pueden producir menos partículas que los coches de combustible fósil conducidos agresivamente, aunque los BEV aún tienden a producir ligeramente más partículas en los neumáticos por término medio. Dicho esto, se espera que los BEV sean más ligeros con el tiempo.

Conclusión

A medida que nos adentramos en el complejo panorama de las emisiones de los vehículos, resulta evidente que el impacto ambiental de nuestras opciones de transporte va más allá del tubo de escape. El desgaste de los neumáticos, una fuente de contaminación importante pero ignorada, plantea graves problemas tanto para la salud humana como para la integridad del medio ambiente.

Las revelaciones sobre las emisiones de los neumáticos -que eclipsan las del tubo de escape- exigen una reevaluación de cómo definimos y regulamos los vehículos "limpios".

Aunque los avances en la tecnología de los vehículos han conseguido reducir las emisiones de gases de escape a niveles impresionantemente bajos, el creciente problema del desgaste de los neumáticos de los vehículos más pesados, especialmente los BEV, subraya la necesidad de un enfoque holístico de la contaminación de los vehículos. Como han señalado los expertos, el peso y el diseño de estos vehículos pueden exacerbar las emisiones de los neumáticos, contrarrestando así potencialmente los beneficios obtenidos por sus emisiones de escape nulas.

El camino que queda por recorrer (perdón por el juego de palabras) debería incluir normativas estrictas sobre el índice de desgaste de los neumáticos y su composición química, así como la innovación continua en el diseño de vehículos para reducir el peso total. Además, la promoción de prácticas de conducción que minimicen el desgaste de los neumáticos también puede desempeñar un papel importante en la reducción de esta forma de contaminación.

En conclusión, abordar el problema de las emisiones de los neumáticos no es sólo mejorar la sostenibilidad de los vehículos, sino también proteger la salud pública y salvaguardar nuestros ecosistemas. Si ampliamos nuestro enfoque para incluir las emisiones no procedentes de los gases de escape, podremos tomar decisiones más informadas que nos lleven a soluciones de transporte realmente más limpias y sostenibles.

A medida que avanzamos, es vital que tanto los responsables políticos como el público permanezcan vigilantes y proactivos a la hora de abordar todas las fuentes de contaminación de los vehículos para lograr un futuro más ecológico y saludable.

Referencias

  1. Informe: Emisiones no de escape del tráfico por carretera.
  2. ABC7NEWS: California toma medidas para frenar la acumulación de contaminantes nocivos procedentes de neumáticos en la bahía, que amenazan la vida salvaje
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