Última actualización el 26 de abril de 2024 por Ecologica Life
La guerra de Ucrania ha entrado en su tercer año. Ha habido una devastadora pérdida de vidas en ambos bandos. La guerra se ha saldado con decenas de miles de muertos, millones de desplazados y grandes daños medioambientales.
El UN Environment Programme (UNEP) y sus socios llevan supervisando la crisis de Ucrania desde el año pasado y han encontrado pruebas de un legado perjudicial que afectará a las generaciones presentes y futuras.
Índice
La víctima no mencionada de la guerra
El medio ambiente suele ser la última víctima de la guerra. Investigación ha demostrado que la guerra tiene un impacto negativo duradero en el medio ambiente. El suelo de Bélgica, cerca de Ypres, aún contiene más de 2.000 toneladas métricas de cobre de la Primera Guerra Mundial. Naufragios de guerra han demostrado afectar a la vida acuática. En 2018, más de 3000 personas murieron en Kabul de enfermedades relacionadas con contaminación atmosférica causada por la Revolución Saur.
Un año de combates en Ucrania ha dejado profundas heridas en el paisaje natural y los ecosistemas del país. El conflicto ha devastado grandes extensiones de tierras de cultivo, bosques y parques nacionales.
También se han producido daños en muchos edificios industriales, almacenes y fábricas, algunos de los cuales contenían diversos materiales peligrosos para la salud humana, como disolventes, amoníaco y plásticos.
Según los informes, el aire y el agua de Ucrania están muy contaminado en comparación con los niveles anteriores a 2022. Esta contaminación tendrá repercusiones negativas para la salud de la población ucraniana a corto y largo plazo.
También tendrá un impacto medioambiental más amplio en el mundo afectando el cambio climatico, en un momento en que Europa y el mundo intentan reducir sus huellas de carbono para no superar el límite de 1,5ºC fijado por el Acuerdo de París. Un acuerdo por el que seguimos luchando si queremos evitar graves consecuencias medioambientales.
La mayor central nuclear de Europa, Zaporizhzhia, es bombardeada con regularidad, lo que aumenta la posibilidad de un desastre nuclear en un país con vivos recuerdos del Chernóbil accidente nuclear.
El riesgo de incidente nuclear puede verse exacerbado por la reciente afirmación de Putin de que está desplegando armas nucleares en Bielorrusia. Aunque la OTAN lo ha tachado de táctica para asustar, ya que Estados Unidos no ha visto ningún movimiento de armas nucleares hacia la región de Bielorrusia y, de todos modos, el alcance de las armas nucleares del arsenal ruso significa que no es necesario que se desplieguen en Bielorrusia para que se utilicen.
Entre las fuentes de contaminación del agua figuran las minas de carbón abandonadas, muchas de las cuales se encuentran en la región de Donbás. Una mina no puede abandonarse definitivamente una vez cerrada. Aún queda trabajo por hacer, como el bombeo continuo de agua para evitar que metales pesados como el mercurio, el plomo y el arsénico contaminen los embalses.
Incluso desde antes de que comenzara la guerra, el la gestión de estas minas era limitada, ya que los separatistas prorrusos carecían de la motivación y los recursos para llevar a cabo el mantenimiento necesario. Como consecuencia, las minas están abandonadas e inundadas, contaminando el agua que debería utilizarse para la agricultura y la bebida.
¿Cómo se evalúan los costes ecológicos?
Según el Gobierno ucraniano, Ucrania ha sufrido más de 48.000 millones de euros en daños medioambientales desde el comienzo de la guerra. Esto incluye la contaminación provocada por el bombardeo de miles de instalaciones que contenían materiales tóxicos y peligrosos, así como los daños causados a la calidad del aire, los bosques, el suelo y el agua. También incluye la contaminación por armas y municiones.
Sin embargo, algunos costes medioambientales son difíciles de cuantificar, como la pérdida de especies y ecosistemas enteros. Ucrania alberga 35% de la biodiversidad europea, sin embargo, esta cifra puede ser mucho menor después de la guerra, ya que la fauna muere a causa de los bombardeos y los incendios. La falta de alimentos y de agua potable también es un problema para muchas especies.
Según los informes, el Gobierno ucraniano ha documentado más de 2.300 casos de daños medioambientales, y pretende utilizar estas pruebas para responsabilizar a Moscú de los costes económicos de la contaminación.
El gobierno ucraniano también está recibiendo ayuda del UNEP para realizar evaluaciones de impacto sobre el terreno, una tarea nada fácil, dada la magnitud y dispersión de los daños El UNEP ofrece un mapa en su sitio web mostrando las consecuencias y riesgos medioambientales documentados de los combates en Ucrania.
En un grupo de trabajo especial dirigido por la inspección ecológica estatal de Ucrania, unas 100 personas están recopilando pruebas de los daños medioambientales causados por Rusia. Cuando es posible, viajan a las zonas contaminadas para recoger muestras y proporcionar fotos, vídeos y datos por satélite.
Además de la Inspección Ecológica de Ucrania, varias ONG (organizaciones no gubernamentales), como PAX, también han intervenido en el seguimiento del impacto medioambiental del conflicto, con el objetivo de proporcionar información a organizaciones mundiales como el UNEP, para ayudarles a identificar las regiones con alto riesgo de polución y contaminación.
El Gobierno también ha lanzado una aplicación móvil llamada EcoZagroza, que se traduce como "amenaza medioambiental", que permite a cualquiera publicar fotos y vídeos de daños medioambientales que haya visto. La aplicación también ofrece datos y estadísticas sobre la calidad del aire, la exposición a la radiación y otros factores de salud ambiental.
¿Cómo puede Ucrania emprender acciones legales?
Ucrania dispone de pocas vías legales para perseguir los casos que está recopilando.
Ucrania pretende utilizar sus propios tribunales para procesar a los militares rusos por delitos contra el medio ambiente. La destrucción deliberada y sistemática de ecosistemas se denomina ecocidio y es un delito en Ucrania.
Pero puede ser difícil demostrar que un ataque fue ecocidio porque hay que probar que hubo intención de causar daños medioambientales.
Ucrania no puede recurrir a la Corte Penal Internacional (CPI) para presentar su caso por daños medioambientales, ya que el tribunal no se ocupa de delitos medioambientales y no reconoce el delito de ecocidio, a pesar del empuje por los países occidentales para ampliar el mandato del tribunal. Sin embargo, la CPI ha emitido un orden de detención contra el Presidente Putin por crímenes de guerra, pero es poco probable que Putin llegue a ser juzgado por los crímenes de los que se le acusa.
El futuro de Ucrania
El futuro de Ucrania sigue en el aire, con expertos militares diciendo que la ofensiva rusa se está ralentizando y que la contraofensiva de Ucrania en primavera puede ser el factor decisivo en el resultado de la guerra.
Independientemente de cómo o cuándo termine la guerra, será necesario un análisis exhaustivo del impacto global de la guerra para establecer prioridades y proporcionar una base para organizar la limpieza, la rehabilitación y la reconstrucción.
La reparación de infraestructuras y edificios dañados consumirá enormes cantidades de recursos y podría emitir grandes cantidades de gases de efecto invernadero y otros contaminantes. Esto también debe incluirse en el recuento de los costes medioambientales.
Al "reconstruir mejor", o al menos utilizando los principios del cambio climatico, la biodiversidad y la economía circular, para determinar qué, cómo y con qué construir, estos costes pueden al menos reducirse, y el futuro de Ucrania podría ser marginalmente más verde que antes de que comenzara la guerra.
Mucho después de que termine la guerra, en muchas zonas del país seguirá habiendo una grave contaminación del suelo, el agua y el aire. Los edificios destruidos pueden seguir liberando polvo cancerígeno mucho después de haber sido destruidos.
La vida en los ríos y otras masas de agua está siendo aniquilada por los metales pesados y los contaminantes que contaminan las vías subterráneas y los suministros de agua. Los suelos de las zonas de conflicto armado se vuelven inadecuados para la agricultura, ya que las plantas absorben y acumulan los contaminantes. Se calcula que la munición tarda entre 100 y 300 años en degradarse en el medio ambiente.
Será extremadamente difícil descontaminar las zonas altamente contaminadas y retirar los escombros de la zona de guerra, que luego tendrán que eliminarse de forma segura. Esta abrumadora tarea sólo podrá comenzar realmente una vez finalizado el conflicto.